por P. Luis Jesús Paz O. Carm
El noviciado carmelita comenzó el 27 de julio de este año, en la fiesta de San Tito Bransdma, en la Casa del Carmen que se encuentra en Tlalpan, una de las 16 alcaldías de la Ciudad de México. Tlalpan, que se encuentra al sur de la ciudad, es conocido como el "pequeño Vaticano", ya que en su territorio hay más de 40 congregaciones religiosas, tanto masculinas como femeninas. Tlalpan es también la zona hospitalaria de la Ciudad de México, pues cuenta con más de 20 instituciones de salud; 9 de ellas son hospitales nacionales donde se especializa la investigación y la atención.
Durante los meses de mayo a octubre es la temporada de lluvias en la ciudad, lo que ofrece un ambiente fresco y a veces frío que ayuda a la contemplación y el recogimiento. En la comunidad del noviciado actualmente contamos con personas de ocho nacionalidades (El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Venezuela, Perú, Indonesia y México), lo cual es una riqueza única y al mismo tiempo un reto. Somos 12 personas en la comunidad, los 10 novicios: Juan Diego, Ricardo, Alejandro, Reinaldo, Adonis, Omar, Rodrigo, Henrry, Juan José y Jean Carlos, además del Padre Evaldo y yo que estamos a cargo de la formación. Es una comunidad dinámica y muy comprometida con las tareas diarias. Las edades oscilan entre los 22 y los 42 años, incluidos los formadores. Por lo que vemos, es una comunidad joven y sólida.
Este noviciado es especial ya que es la primera vez que se realiza en México. Anteriormente, la Provincia del Purísimo Corazón de María tenía dos noviciados, uno de habla inglesa en Estados Unidos y otro de habla hispana en Perú. Debido a diferentes circunstancias se decidió tener un solo noviciado en un lugar central para la provincia. Por lo tanto, se eligió México como lugar para hacer una síntesis de los noviciados anteriores. Es decir, un noviciado bilingüe que combine lo mejor de las experiencias anteriores.
El noviciado es el tiempo especial en la vida religiosa para profundizar tanto en la llamada de Dios como en la espiritualidad carmelita. Los novicios tienen un año y un día para explorar su vida interior y penetrar profundamente en su corazón para encontrar a Dios que allí les espera. Por esta razón, durante este tiempo no hay estudios formales en ninguna universidad, sino que diferentes hermanos carmelitas y otros expertos comparten temas acordes a este momento especial de su formación. Es crucial mencionar que las constantes del noviciado son el silencio y la soledad.
Sin silencio sería imposible escuchar la voz de Dios que habla en el fondo del corazón de cada ser humano. En un mundo de mucho ruido, distracción y dispersión, el silencio es la antesala de la contemplación. Sólo en el silencio podemos crecer y profundizar. En cuanto a la soledad, la espiritualidad carmelita profundiza en ella, no para temerla, sino para abrazarla. La soledad es el gran telón de fondo de nuestra vida, y por eso aprendemos a vivir y convivir con ella. La persona que no puede estar a solas consigo misma, no apreciará la compañía de los demás. La soledad nos enseña a amarnos a nosotros mismos y también a encontrar a Dios en la oración.
Para saber más sobre el Noviciado Provincial de Ciudad de México, visite
http://carmelites.net/ministries/mexico/casa-del-carmen-tlalpan-mexico-city/