"El Carmelo enseña a la Iglesia a rezar". - Papa Francisco

Boletín del Plan de Acción Laudato Si' de agosto de 2025, nº 9

Bienvenidos a la novena edición del Boletín del Plan de Acción Laudato Si' de la Provincia Carmelita PCM. Este boletín electrónico pretende informar a los miembros y socios de esta provincia sobre nuestro compromiso colectivo de vivir los valores de Laudato Si' -escuchar y responder a los gritos de la tierra y a los gritos de los pobres.

Si tu comunidad o ministerio carmelita aún no ha contribuido al Plan de Acción de la Provincia, te animamos a que lo hagas. Una versión revisada del plan será creada y distribuida para el Tiempo de la Creación de este año, que comienza el 1 de septiembre. Puede enviar el plan de acción de su comunidad o ministerio (o un plan existente actualizado) a Dennis Kalob a lscoordinator@carmelites.net. Por favor, dirija cualquier pregunta a Dennis a esa dirección de correo electrónico.

Para consultar el Plan de Acción Laudato Si' de la Provincia y las ediciones anteriores de este boletín electrónico, pulse aquí.

Gracias a todos por vuestro compromiso de vivir los valores y la visión de Laudato Si'.

Invitamos a cada uno de ustedes a reconocer y celebrar la Temporada de la Creación de este año: 1 de septiembre - 4 de octubre

 

MENSAJE DE SU SANTIDAD
PAPA LEO XIV
PARA LOS 10th JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN
PARA EL CUIDADO DE LA CREACIÓN 2025

[1 de septiembre de 2025]

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Semillas de paz y esperanza

Queridos hermanos y hermanas!

El tema de esta Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, elegido por nuestra querida Papa Franciscoes "Semillas de paz y esperanza". En el décimo aniversario de la instauración de esta Jornada de Oración, que coincidió con la publicación de la Encíclica Laudato Si'nos encontramos celebrando el presente Jubileo como "Peregrinos de la esperanza." Así pues, el tema de este año parece de lo más oportuno. 

Al anunciar el Reino de Dios, Jesús utilizó a menudo la imagen de la semilla. Cuando se acercaba el momento de su Pasión, se aplicó a sí mismo esa imagen, comparándose con el grano de trigo que debe morir para dar fruto (cfr. Mt 25, 16). Jn 12:24). Las semillas se entierran en la tierra y allí, para nuestro asombro, brota la vida, incluso en los lugares más inesperados, señalando la promesa de nuevos comienzos. Podemos pensar, por ejemplo, en las flores que brotan en los bordes de nuestras carreteras a partir de semillas que aterrizaron allí casi por casualidad. A medida que esas flores crecen, alegran el asfalto gris e incluso consiguen atravesar su dura superficie.

En Cristo, también nosotros somos semillas, y de hecho, "semillas de paz y esperanza". El profeta Isaías nos dice que el Espíritu de Dios puede convertir un desierto árido y reseco en un jardín, un lugar de descanso y serenidad. En sus palabras, "un espíritu de lo alto se derramará sobre nosotros, y el desierto se convertirá en un campo fructífero, y el campo fructífero en un bosque. Entonces la justicia habitará en el desierto, y la rectitud en el campo fértil. La obra de la justicia será paz, y la obra de la justicia, tranquilidad y confianza para siempre. Mi pueblo habitará en paz, en moradas seguras y en lugares de reposo tranquilos" (Es 32:15-18).

Estas palabras del profeta acompañarán el "Tiempo de la Creación", una iniciativa ecuménica que se celebrará del 1 de septiembre al 4 de octubre de 2025. Nos recuerdan que, junto con la oración, son necesarias la determinación y las acciones concretas para que esta "caricia de Dios" se haga visible a nuestro mundo (cf. Laudato Si', 84). El profeta contrapone la justicia y el derecho a la desolación del desierto. Su mensaje es extraordinariamente actual, dada la evidencia en diversas partes del mundo de que nuestra tierra está siendo devastada. Por todas partes, la injusticia, las violaciones del derecho internacional y de los derechos de los pueblos, las graves desigualdades y la codicia que las alimenta están engendrando la deforestación, la contaminación y la pérdida de biodiversidad. Los fenómenos naturales extremos causados por los cambios climáticos provocados por la actividad humana son cada vez más intensos y frecuentes. Laudato Deum5), por no hablar de los efectos a medio y largo plazo de la devastación humana y ecológica que provocan los conflictos armados.

Hasta ahora, parecemos incapaces de reconocer que la destrucción de la naturaleza no afecta a todos de la misma manera. Cuando la justicia y la paz son pisoteadas, los más perjudicados son los pobres, los marginados y los excluidos. El sufrimiento de las comunidades indígenas es emblemático en este sentido.

Pero eso no es todo. La propia naturaleza se reduce a veces a moneda de cambio, a mercancía que se troca por beneficios económicos o políticos. Como resultado, la creación de Dios se convierte en un campo de batalla por el control de recursos vitales. Lo vemos en zonas agrícolas y bosques salpicados de minas terrestres, políticas de "tierra quemada", [1] conflictos por las fuentes de agua, y la distribución desigual de las materias primas, que penaliza a las naciones más pobres y socava la propia estabilidad social.

Estas diversas heridas son el efecto del pecado. Sin duda, no es esto lo que Dios tenía en mente cuando confió la tierra a los hombres y mujeres que creó a su imagen y semejanza. Gen 1:24-29). La Biblia no ofrece ninguna justificación para que ejerzamos "tiranía sobre la creación" (Laudato Si', 200). Por el contrario, "los textos bíblicos han de leerse en su contexto, con una hermenéutica adecuada, reconociendo que nos dicen que 'cultivemos y conservemos' el jardín del mundo [cf. Gen 2:15]. Labrar" se refiere a cultivar, arar o trabajar, mientras que "conservar" significa cuidar, proteger, vigilar y preservar. Esto implica una relación de responsabilidad mutua entre los seres humanos y la naturaleza" (ibid., 67).

La justicia medioambiental -proclamada implícitamente por los profetas- ya no puede considerarse un concepto abstracto o un objetivo lejano. Es una necesidad urgente que implica mucho más que la simple protección del medio ambiente. Es una cuestión de justicia social, económica y humana. Para los creyentes es también un deber que nace de la fe, ya que el universo refleja el rostro de Jesucristo, en quien todas las cosas fueron creadas y redimidas. En un mundo en el que los más vulnerables de nuestros hermanos y hermanas son los primeros en sufrir los efectos devastadores del cambio climático, la deforestación y la contaminación, el cuidado de la creación se convierte en una expresión de nuestra fe y humanidad.

Ha llegado el momento de pasar de las palabras a los hechos. "Vivir nuestra vocación de ser protectores de la obra de Dios es esencial para una vida de virtud; no es un aspecto opcional o secundario de nuestra experiencia cristiana" (Laudato Si', 217). Trabajando con amor y perseverancia, podemos sembrar muchas semillas de justicia y contribuir así al crecimiento de la paz y a la renovación de la esperanza. Es posible que esta planta tarde años en dar sus primeros frutos, años que, por su parte, implican todo un ecosistema hecho de continuidad, fidelidad, cooperación y amor, sobre todo si ese amor refleja el propio Amor abnegado del Señor.

Entre las iniciativas de la Iglesia que son como semillas sembradas en este campo, mencionaré las siguientes Borgo Laudato Si' que el Papa Francisco nos legó en Castel Gandolfo. Es una semilla que promete dar frutos de justicia y paz, y un proyecto educativo de ecología integral que puede servir de ejemplo de cómo se puede vivir, trabajar y construir comunidad aplicando los principios de la la Encíclica Laudato Si'.

Ruego a Dios Todopoderoso que nos envíe en abundancia su "Espíritu de lo alto" (Es 32:15), para que estas semillas, y otras semejantes, produzcan una abundante cosecha de paz y esperanza.

La Encíclica Laudato Si' ha guiado a la Iglesia católica y a muchas personas de buena voluntad durante diez años. Que siga inspirándonos y que la ecología integral sea cada vez más aceptada como el camino correcto a seguir. De este modo, las semillas de esperanza se multiplicarán, para ser "labradas y conservadas" por la gracia de nuestra gran e infalible Esperanza, que es Cristo resucitado. En su nombre, os bendigo a todos.

Vaticano, 30 de junio de 2025

Memorial de los primeros mártires de la Santa Iglesia Romana

 

LEO PP. XIV

La estación de la creación 2025 nos invita a reunirnos como familia cristiana global... Del 1 de septiembre (Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación) al 4 de octubre (Fiesta de San Francisco de Asís), rezaremos y actuaremos por nuestra casa común...

Nos arrepentimos de nuestras ideas erróneas y nos comprometemos a construir la paz restableciendo nuestras relaciones con el Creador, la creación y entre nosotros.

Para ver el vídeo de invitación de los líderes religiosos, descargue la Guía de la Temporada de Creación 2025, o recibir más información... Haga clic en aquí.

Os pido, en nombre de Dios, que defendáis a la Madre Tierra. 
- Papa Francisco
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